Acostumbrados a buscar pretextos para entretener al pueblo, los partidos del sistema, en sus afanes por mantenerse fuera del alcance de la ley, ahora han convenido postergar la aprobación de la ley de partidos, bajo el supuesto de buscar consenso sobre la legalidad o no de las primarias abiertas, una propuesta que choca con quienes se oponen rabiosamente a la posibilidad de abrir las compuertas para dar paso al voto libre, sin las restricciones que limitan la participación de la ciudadanía.
Para algunos, la idea es inconstitucional, llegando a manifestar que de ser aprobada llevarían su oposición al Tribunal Constitucional. Sin embargo, somos de opinión, que un tema tan trascendente como la ley de partidos, debe ser sometido a la base de la sociedad, ya que en definitiva, somos los ciudadanos los que pagamos con nuestros impuestos los millones que malgastan estas entidades. De ahí que poco importa que sean cerradas o abiertas, lo que realmente necesita el pueblo es que los partidos políticos sean regulados para que podamos rastrear los fondos que reciben, las convenciones o primarias y las candidaturas que presentan en tiempos de campañas.
El tema, aunque de por sí irrelevante, nos anima a opinar sobre la conveniencia de las primarias abiertas simultáneas, que a decir de connotados juristas, son más democráticas, evitarían la compra y venta de candidaturas, abriría las puertas al nuevo liderazgo y evitaría la manipulación con la observación directa de la Junta Central Electoral, organismo que está facultado a supervisar los procesos internos para evitar la ocurrencia de irregularidades.
Las primarias cerradas se prestan al chantaje y la burda manipulación de las cúpulas, a la compra anticipada de conciencia y a la oferta de prebendas para conseguir los votos previamente registrados para actuar en el proceso, lo que sería mucho más difícil de cuantificar en primarias abiertas, donde todos participan en igualdad de condiciones, sin las trabas, zancadillas y limitaciones que castran la participación de miles de jóvenes.
Que aprueben la ley de partidos políticos es y debe ser la tarea de todos, no un tema de un comité político ni mucho menos de dos o tres partidos que se han unido en el despropósito de impedir que los legisladores aprueben la ley que determinaría que rindan cuentas a los ciudadanos. El pueblo es sabio y se está cansando del mismo engaño.