Los pacientes somos todos los residentes en la ciudad, los que sentimos en carne viva los dolores de cabeza que ocasiona el congestionamiento del tránsito vehicular. Un problema que se agudiza durante el asueto de la semana Santa, donde miles de vacacionistas se desplazan por nuestras calles.
Es en ese momento donde reconocemos los pocos esfuerzos de las autoridades locales para hacer valer el derecho de contar con una avenida de circunvalación, una vía que sirva de desahogo para quienes no están obligados a pasar por el centro de la ciudad. Es el clamor de un pueblo que se convierte en un infierno, atestado de vehículos en cada temporada festiva.
Sin embargo, a pesar del daño que ocasiona el congestionamiento, parece que la población está condenada a esperar la solución, porque gobiernos van y gobiernos llegan y nadie apunta a la construcción de la avenida de circunvalación.
Y aquí está Baní, la llamada capital del Sur, llena de cultura y tradición, sin autoridades en condiciones de exigir la avenida que ponga fin a un problema que nadie aguanta. Sólo bastaría vivir la experiencia de los residentes en las calles Máximo Gómez, Beller, Gastón Fernando Deligne o presidente Billini.
Los camiones, volquetas, patanas y otros vehículos pesados hacen insoportable la vida en los referidos lugares, afectando la salud, y provocando incomodidades de todo tipo. De ahí que Peravia Noticias, como medio informativo al servicio de los mejores intereses de la comunidad, reitera la necesidad de retomar por todos los espacios la demanda de la construcción urgente de la avenida de circunvalación. Si en otras ciudades hermanas han logrado construir esta obra tan necesaria, entonces, qué está pasando con nosotros? Es la pregunta que hacemos a nuestras autoridades.