Dice un refrán popular, que a grandes males, grandes remedios. Sin embargo, esto no parece aplicar cuando se trata de solucionar las necesidades puntuales que mantienen postradas a nuestras comunidades; sobre todo, aquellas que están ubicadas en la zona norte del municipio de Baní.
Los males son conocidos, han sido identificados y denunciados. Todos requieren de atención especializada, y el remedio está en manos de los funcionarios del gobierno. Entonces, ¿por qué es tan difícil curar al enfermo? La respuesta la encontramos en la falta de unidad de los dirigentes comunitarios, quienes movidos por el cáncer del individualismo, han fragmentado las luchas por alcanzar reivindicaciones sociales.
Otros, por preferencias políticas, castran las posibilidades de obtener conquistas colectivas. Y así, como una expresión de oportunismo, aparece en el espacio el defensor del barrio, reconocido por el traje político que resalta sus afanes de protagonismo. Son estos y otros personajes, quienes influyen en las fragmentaciones de los movimientos populares, acuñando la vieja y reconocida máxima de, divide y vencerás.
Peravia Noticias, por casi tres décadas viene reproduciendo las mismas demandas, con voces que aún persisten, y otras que se apagan. Son las voces de los de abajo, de quienes sufren a causa de los efectos nocivos de las aguas negras que contaminan el canal Juan Caballero. Son los que claman por falta de agua potable. Los que no logran entender el porqué desde el Ministerio de Educación llevan años sin terminar la construcción de la escuela de La Saona.
Los que han amenazado hasta con marchar desnudos por las calles para que se les asfalte un pedazo de carretera en la comunidad La Montería. Los que sueñan con un puente en el arroyo de Güera. Los que pierden la ilusión de ver construida la avenida de circunvalación. Los que no cuentan más que para votar por políticos que luego se ausentan de los barrios y sectores populares, para regresar cargados de promesas en tiempos de campañas electorales.
Son los marginados de las políticas sociales del estado dominicano, gentes de carne y huesos, que tienen derecho a recibir lo que por ley merecen.