El año 2018 ha sido el más mortífero de la guerra en Siria para los menores con 1.106 niños muertos, según los datos recopilados y comprobados por la Agencia de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que teme que la cifra real sea “mucho más alta”.
La agencia de la ONU subraya que ahora la principal causa de la muerte de niños son las minas sin detonar. El año pasado las municiones sin explotar causaron 434 muertes y lesiones. Además, se han contabilizado 262 ataques contra instituciones de educación y salud, también una cifra récord.
“Estoy particularmente preocupada por la situación en Idlib, en el noroeste de Siria, donde la intensificación de la violencia ha matado a 59 niños solo en las últimas semanas”, ha señalado la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.
La organización señala además que los niños y las familias en tierras de nadie siguen viviendo en el limbo, en referencia a los miles de refugiados acogidos en Rukban, cerca de la frontera con Jordania, donde la situación es “desesperada”, con acceso limitado a alimentos, agua, vivienda, atención médica y educación.
“También estoy alarmada por el empeoramiento de las condiciones en el campamento de Al Hol en el noreste, que ahora alberga a más de 65.000 personas, incluyendo a unos 240 niños no acompañados o separados. Desde enero de este año, cerca de 60 niños murieron mientras realizaban el viaje de 300 kilómetros desde Baghouz hasta el campamento”, ha apuntado.
En ese sentido, ha señalado que el futuro de los hijos de los combatientes extranjeros en Siria sigue sin estar claro y por ello Unicef insta a los demás países a asumir la responsabilidad de los niños que son sus ciudadanos o nacidos de sus nacionales y a tomar medidas para evitar que los niños se conviertan en apátridas.
“Actualmente, existe la errónea y alarmante idea de que el final del conflicto en Siria está cerca, y no es así. En diferentes partes del país, los niños corren tanto peligro como en cualquier otro momento durante los ocho años de conflicto”, ha remachado Fore.
DESPLAZADOS DENTRO Y FUERA DE SIRIA
Mientras tanto, los países vecinos de la región albergan a 2,6 millones de niños sirios refugiados. Muchas familias no pueden enviar a sus hijos a la escuela y, con pocas oportunidades de obtener ingresos, caen en lacras como el trabajo infantil o el matrimonio infantil.
Cuando la guerra entra en su noveno año, Unicef recuerda nuevamente a las partes en conflicto y a la comunidad internacional que son los niños del país los que más han sufrido y quienes tienen más que perder. “Cada día que el conflicto continúa es otro día robado de su infancia”, destaca la organización.
Unicef continúa trabajando en Siria y en los países vecinos para ayudar a proporcionar a los niños servicios esenciales de salud, educación, protección y nutrición y para apoyar a las familias a desarrollar su capacidad de recuperación, pero “no es suficiente”.
“Hacemos de nuevo un llamamiento a todas las partes en el conflicto, así como a quienes tienen influencia sobre ellas, para priorizar la protección de todos los niños, sin importar quién controle qué área y sin importar las supuestas afiliaciones de sus familias”, señala Fore.
Igualmente renuevan el llamamiento para promover un acceso incondicional y seguro a las familias que necesitan apoyo, así como soluciones duraderas y a largo plazo para quienes de forma voluntaria eligen no regresar.
“En vísperas de la conferencia de donantes de Bruselas, también instamos a los donantes a mantener su generosidad hacia los niños de Siria y los países vecinos. Se requiere una financiación estable y sin restricciones durante varios años para satisfacer las necesidades inmediatas y a largo plazo de los niños y sus familias dentro de Siria y en toda la región”, concluye el comunicado de Unicef.
Fuente: Listín Diario