Recordando algunas de las frases memorables del actor y humorista mexicano, don Mario Moreno “Cantinflas”, el detalle de los factores causales de la mayoría de los males que aquejan a la población banileja radica en la falta de atención de las autoridades. No se trata de buscar culpables, es una realidad que no se puede ocultar. Sentimos la falta de compromiso de quienes están en funciones públicas para buscar soluciones a los problemas fundamentales que padecen los moradores de nuestras comunidades. Esta ha sido la constante que ha prevalecido de manera invariable en una provincia digna de mejor suerte.
Cuando creemos dar un paso de avance despertamos en el camino del desaliento que conduce a la frustración: Así la lucha de más de cuatro años para que se creara el Consejo de Desarrollo Provincial, luego de una tenaz campaña de orientación, llegó a llamar la atención de los grupos sociales, gremios profesionales y entidades comunitarias, que en su momento creyeron en la buena disposición de las autoridades locales que participaron de ese proceso, concebido como el despegue definitivo de la agenda de desarrollo que juntos debemos impulsar para relanzar la provincia Peravia hacia la conquista de las obras prioritarias. Sin embargo, luego de varios años de reuniones, encuentros, debates y discusiones, nos parece que todo era parte de una trama bien orquestada donde los actores mueren por cansancio. Hoy el consejo luce natimuerto, y las autoridades no muestran interés por reaninarlo para que no muera en el intento.
Y es que por lo bajo se comenta que las autoridades no quieren que funcione el consejo para seguir prometiendo soluciones a los problemas que en tres décadas no han sido atendidos por ellos mismos. Entre tanto, el Grupo de Comunicaciones Ortíz Ruíz y el STAFF de periodistas y Comunicadores que trabajan desde estos medios, seguiremos junto al pueblo en sus justos reclamos de que se resuelvan los problemas que por años venimos arrastrando.
Lo más importante es identificar cuáles son los responsables de la existencia perenne de los males que se tornan insoportables, porque un día tendremos que decirles: “ahí está el detalle, señores funcionarios”.