Una señora que tiene a su esposo y un hijo sepultado en el cementerio de la comunidad Escondido, al denunciar que el panteón de sus seres querido, fue profanado, demandó de las autoridades del ayuntamiento Municipal a asumir mayor responsabilidad en la vigilancia del campo santo.
Manuela Santos se queja amargamente porque los nichos donde descansan su esposo Erasmo González y su hijo Juan Estenio González, fueron víctimas de desprendimiento de faroles y embadurnados de materia fecal.
Que la tumba de su esposo e hijo ha sido ofendida, al igual sucede con otros sepulcros del cementerio municipal de la comunidad Escondido, el que asegura ha sido abandonado por las autoridades del cabildo banilejo.
Manuela Santos afirma que el lugar de descanso de sus parientes fue embarrado de materia fecal y que además le desprendieron accesorios.
Pidió la denunciante a las autoridades del Ayuntamiento Municipal poner vigilantes en ese campo santo, para el control de los desaprensivos que causan daños, violentando sepulcros.