Obviamente no se trata de cosas materiales, sino de las riquezas naturales que atesora la provincia. Somos ricos pero aún permanecemos de espaldas a nuestra herencia.
Y es que la provincia Peravia ha sido privilegiada con su posición geográfica, ubicada a 45 minutos de la ciudad capital, con dunas, playas, ríos y montañas cuyos atractivos se constituyen en referentes para el desarrollo del turismo.
Sin embargo, el potencial que mostramos al mundo resalta por la cultura y las tradiciones que por generaciones son cultivadas en nuestras comunidades. Es decir, más allá de nuestras raíces europeas tenemos la estampa del sincretismo mágico religioso que se ha quedado entre nosotros. Así bailamos el ritmo de la Sarandunga, atabales y tonadas que dan paso a las famosas “ventas de horno” o dulces cimarrones. Somos la capital del mango, donde se producen los mejores dulces y una gastronomía exquisita.
Tenemos tanto, que podemos hablar de turismo religioso, de ecoturismo en las montañas, de nuestro legado histórico, de las proezas de nuestros héroes iluminados por la grandeza de Máximo Gómez, el inmenso general libertador de Cuba y héroe de nuestra América. Y hablamos de la sal, del café y de los proyectos turísticos que inician a dar frutos. Lo tenemos todo, tenemos la gracia de Dios y la cálida sonrisa de quienes moran en esta tierra bendita.
Lo tenemos todo, pero nos falta ponernos de acuerdo para que de una vez y por todas sea declarada esta provincia, como ecoturística, con la atención del Estado para que sean creadas las infraestructuras necesarias para garantizar el flujo de inversiones en las determinadas áreas que esperan ser dinamizadas en nuestras comunidades.
Si Baní y la provincia Peravia lo tienen todo, si contamos con el Clúster Turístico con un Plan Estratégico de Desarrollo y autoridades que muestran interés en impulsar el progreso de nuestro pueblo. Entonces, vamos por ello.
Viernes 14 de mayo, 2021