Desde hace varios años veníamos escuchando que estaban dialogando, que venían buscando las alternativas para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores del sector privado, con un aumento de salarios conforme a la realidad económica y social que vive el pueblo dominicano.
Así se reunió la Comisión Nacional de Salarios, asumiendo la función mediadora entre obreros y empresarios, para propiciar el aumento salarial que durante años ha venido demandado la clase trabajadora. Y como es evidente, la señal más elocuente para arribar a conclusiones urgentes, ha sido la inflación galopante que se ha experimentado en los últimos días.
Desde luego, han sido muchas las conjeturas vertidas por las alzas injustificadas de productos de la canasta básica. Para algunos los aumentos tienen su origen en la falta de controles efectivos, y en la ausencia de mecanismos que impidan el desabastecimiento de artículos de consumo masivo.
Otros atribuyen la escalada alcista, a criterios políticos que operan desde las sombras para alterar la paz y la convivencia. Obviamente, la única realidad, la que estamos sintiendo y nadie puede ocultar, es la que vivimos de cerca en negocios y supermercados, donde un mismo producto cambia de precio de un negocio a otro.
De ahí la preocupación de la población para que la especulación no asome con sus fauces devoradoras a tragarse el aumento salarial de la clase trabajadora. Justo es aclarar que en el país la inmensa mayoría de la población está desempleada, en lucha constante por la supervivencia, caminando a la suerte, sin oportunidades a la vista. Son esos los que pagan las consecuencias de la voracidad sin límites de individuos que ante la palabra aumento salarial buscan pescar en mar revuelto. Y así, sin ningún parámetro, alteran los precios en perjuicio de toda la sociedad.
En ese sentido, es oportuno abogar por el funcionamiento de los mecanismos de defensa, comenzando por Pro- Consumidor, para que no permita abusos contra la población.
Es deplorable, y a la vez condenable, que un pequeño aumento salarial sea tomado como punto de partida para especular con los precios de los alimentos.
No podemos seguir con el mismo cuento de que detrás de un aumento de salarios suben los combustibles, los pasajes y artículos de primera necesidad, ya que de nada sirve aumentar para que muera en las garras de la voracidad.
El más peligroso enemigo de los bolsillos anda suelto y se escurre entre nosotros. Está en las tiendas, supermercados y negocios. Es la inflación y amenaza seriamente con tragarse el aumento que aún no llega a recibir la clase obrera. Llamamos al gobierno, a los funcionarios del ministerio de Industria, Comercio y Mipyme, a tomar medidas que impidan lesionar aún más la maltrecha economía del pueblo dominicano. La inflación es un enemigo peligroso al que debemos controlar antes de que nos llegue a devorar.
QUE NO SE LO LLEVE TODO..!!
EDITORIAL Peravia Noticias martes 20 julio 2021