Como si no bastaran las dificultades por las que atraviesa el hermano pueblo haitiano, afectado por fenómenos naturales de grandes magnitudes, como el terremoto ocurrido en el año 2010 donde se estima que más de 200 mil personas perdieron la vida, ahora nuestros vecinos han sido sorprendidos por otra tragedia desgarradora.
Y es que el pasado sábado, un terremoto devastador de 7,2 grados sacudió el sur del territorio haitiano para dejar un panorama desolador. Hasta hoy los organismos oficiales informan de más de 1,400 víctimas mortales, mientras ascienden a -más de seis mil- las personas heridas. Cabe recordar que el país más pobre de Latinoamérica aún no se ha repuesto de la crisis política que se agudizó a raíz del asesinato de su presidente Jovenel Moise, cuando vuelve a ser noticia.
De ahí el llamado urgente a la comunidad internacional para que acudan en auxilio del pueblo haitiano. Reconocemos los esfuerzos del gobierno dominicano para tender la mano de la solidaridad, a sabiendas del peligro que representan las bandas de delincuentes que operan en territorio haitiano, lo que dificulta el desplazamiento de vehículos por las vías que conducen a las comunidades afectadas. Sin embargo, esto no ha sido obstáculo para hacer llegar la ayuda humanitaria.
Las imágenes que circulan por los medios de comunicación son conmovedoras, ya que el personal de salud brinda atención a los cientos de heridos en las afueras de los hospitales por temor a morir aplastados por una de las réplicas que se reproducen de manera constante. A todo esto se agrega la falta de equipos y medicamentos para cubrir las necesidades elementales.
En los últimos años, dejando de lado el saqueo progresivo al que ha sido sometido por la clase política, en Haití surgió un brote epidémico del cólera que se desarrolló en Artibonito, uno de los diez departamentos que conforman el vecino país; se cuenta que a un año se tenía el registro de más de 6 mil defunciones, y luego de seis años del inicio de la epidemia habían más de 700 mil casos registrados.
Tampoco podemos ignorar que estamos bajo una pandemia que se constituye en una amenaza frontal para la vida humana. Lo demás es conocido. Sin embargo, después del sismo lo peor no ha pasado, porque las operaciones de rescate corren el riesgo de ser afectadas por las intensas lluvias que arrastra la tormenta Grace a su paso por la franja impactada.
Ojalá que los países del hemisferio puedan acudir en auxilio del pueblo haitiano.
Este es el momento.
DE NUEVO LA TRAGEDIA…
Editorial de Peravia Noticias martes 17 agosto 2021