Aunque parezca insólito, las bandas armadas que operan en Puerto Príncipe, la capital de Haití, acordaron ayer una tregua para permitir el paso de ayuda humanitaria a la zona sur del territorio que fue golpeada el pasado fin de semana por un terremoto de magnitud 7,2 grados, que ha dejado hasta hoy, unos 1,900 muertos y alrededor de 10 mil heridos.
Sin embargo, a pesar de la catástrofe causada por el sismo, el mayor peligro lo representa la delincuencia que se torna cada vez más violenta. Y es que en el vecino país las bandas criminales controlan las calles mediante el terror impuesto con sus acciones salvajes.
Por eso, no es de extrañar, que para poder penetrar con las ayudas al barrio de Martissant se haya tenido que buscar la mediación de figuras respetadas para dialogar con los líderes de las tres pandillas que han protagonizado -en los últimos meses- sangrientos enfrentamientos.
Esa es la realidad que impera en el país más pobre de Latinoamérica, afectado por la pandemia del COVID-19, por una crisis política que nunca termina, y cuya población está siendo diezmada por fenómenos naturales de gran impacto en términos de destrucción.
Obviamente, desde hace años hemos afirmado que Haití, más que un país se define como un asentamiento humano que bien puede considerarse como un Estado fallido, sin las mínimas condiciones para salir adelante sin la ayuda de la comunidad internacional. Según los informes, el tránsito se ha reanudado y las bandas han prometido no atacar los camiones cargados con alimentos y medicamentos, como también, decidieron quitar los peajes para permitir el paso. Las versiones ofrecidas apuntan a que la tregua, sobre la cual no se han fijado fechas, podría haberse alcanzado porque muchos de los pandilleros tienen familiares entre las víctimas del terremoto.
Entre tanto, lo más importante es saber que las ayudas están llegando, que la República Dominicana ha dicho presente de forma diligente y que muchos países comienzan a movilizarse para ir en auxilio del pueblo haitiano. Las imágenes que circulan por el mundo son más que elocuentes para describir lo que están viviendo. Los gritos desgarradores de personas heridas que eran suturadas a sangre fría por las carencias de anestesia, sin contar las escenas conmovedoras que se reproducen en las funerarias de la ciudad, mientras la tierra continúa temblando, llenando de espanto a una población que aún sigue contando víctimas.
INCREÍBLE, PERO CIERTO…!!
Editorial de Peravia Noticias jueves 19 agosto 2021