Obviamente, cuando hablamos de las montañas nos referimos a las nuestras, las ubicadas en la provincia Peravia, donde sobreviven miles de familias en las peores de las condiciones, sin caminos, sin servicios básicos y sin dolientes dispuestos a cambiarles la suerte.
Son esos los héroes, los que siembran y reforestan, los que se levantan y se acuestan con la esperanza de un mejor mañana. Es bajo ese cúmulo de necesidades que aparece como protagonista de una historia que podría calificarse como propia del pasado siglo, el señor Juan de Dios Soto, un humanista de vocación de servicio, quien tocado por su espíritu solidario entró en contacto con los hermanos Mejía, una familia de agricultores residentes en las montañas de Las Yayitas, donde durante más de 30 años han permanecido sin bajar a la ciudad de Baní. Fue así como salió a relucir la situación de salud que confronta el señor Marcial Mejía, de 60 años, quien empezó a padecer de problemas en sus piernas que se fueron empeorando debido a las dificultades para el traslado hacia el hospital Nuestra Señora de Regla.
De ahí que durante años estuvo sin recibir asistencia médica.
La realidad es que sus demás hermanos carecían de fuerza para trasladarlos en una litera, y más aún, por falta de caminos vecinales.
Por esa situación Juan de Dios fue en auxilio del necesitado, vale decir, indignado por la situación de pobreza de los hermanos Mejía. Y su indignación es evidente porque los dirigentes comunitarios llevan años denunciando la falta de caminos, en montañas altamente productivas, donde los agricultores de la zona no pueden bajar sus cultivos a los mercados. Por esa y otras razones, muchos viven como ermitaños, en casuchas de palma, y lejos de la modernidad que no logran imaginar.
Al igual que Juan de Dios Soto, la indignación llegó hasta nosotros. ¿Cómo es posible que en pleno siglo 21 un enfermo tuvo que ser trasladado en litera hasta el lugar donde pudo ser socorrido por unidades del 9.1.1? Eso desnuda la indolencia de quienes se olvidan de las familias que habitan allá arriba, en las montañas de la provincia Peravia. Juan de Dios, quien preside la Fundación Abundancia de Agua, aprovechó para hacer un llamado a las autoridades competentes, a fin de que realicen un operativo de urgencia para abrir caminos para que los campesinos puedan trasladarse en burros y mulos hasta sus predios agrícolas.
Creemos que con eso también se podrían salvar vidas. Recordamos que hay un proyecto de construcción y reparación de tramos carreteros y caminos de herradura, y que el presente gobierno, a través del Ministerio de Agricultura ha dispuesto erogar 80 millones de pesos para esos fines, pero es preciso llegar hasta las comunidades más apartadas, porque esos que habitan en nuestras montañas son también hijos de Dios y cada cuatro años ejercen el derecho al voto para que otros dirijan el Estado.