Están al asecho. Se atribuyen el derecho de apropiarse de los bienes de nosotros, y actúan con el resguardo de autoridades que supuestamente están para protegernos. Vivimos expuestos a perder el patrimonio natural que heredamos. Así lo estamos observando en las cuencas de nuestros ríos, arroyos y cañadas, donde desaprensivos disfrazados de empresarios están saqueando la arena y agregados con maquinarias y equipos pesados. Es tal el desastre que han causado, que pasará más de un siglo para reparar los daños. En la provincia Peravia estamos perdiendo de forma acelerada los recursos naturales. Lo que está ocurriendo en el río Nizao es motivo de escándalo. Ya lo había expresado Orlando Jorge Mera, días antes de ser asesinado: “existen bandas organizadas que están cargando con la arena de los ríos” Y así lo denunciaron líderes comunitarios de Las Calderas, cuando se intensificó el desastre medioambiental de Las Dunas.
Mientras las fuentes de agua se están secando, con el agravante de la tala indiscriminada de árboles, vemos la forma permisiva con la que actúan las autoridades para frenar los desastres naturales. Son cientos de volquetas, palas mecánicas, y retro excavadoras, las que han caído como espectros del infierno para explotar de forma indiscriminada el cauce de nuestro ríos. Y para colmo funcionan como empresas organizadas, cuando en el fondo muchas operan de espaldas a las normativas legales.
La situación se torna más preocupante porque tenemos un ministerio de medio ambiente que parece estar sin nadie al volante, aunque el presidente designó de manera provisional a la vicepresidente Raquel Peña, pero aún no hemos visto la acción enérgica de la incumbente. Lo que sí está a la vista es la explotación progresiva de los cauces de los ríos, y las flotillas de volquetas cargadas de arena que van derramando agua como muestra palpable de que se nutren del mismo cauce.
A todo esto, vemos a instituciones públicas y privadas, así como a entidades sociales y universidades sembrando árboles a través de programas de reforestación, pero los organismos oficiales que están para proteger los recursos naturales lucen ausentes, permisivos e indolentes frente a la depredación y saqueo del patrimonio nuestro. Así, en poco tiempo, nos quedaremos sin agua, y contaremos la historia de una provincia que fue fundada en medio de dos ríos que habrán desaparecido.