¡BANÍ ESTÁ DE FIESTA!

Un día como hoy fue fundada la villa Nuestra Señora de Regla de Baní, con sus características urbanísticas, el trazado recto de sus calles y la disposición de sus pobladores de levantar en el hato de Cerro Gordo, la más emblemática de todas las comarcas. De hecho, los vecinos que se encontraban dispersos en la extensa sabana, decidieron juntarse para comprar los terrenos, dejando el mensaje de unidad cuyos reflejos sorprendieron al insigne educador, don Eugenio María de Hostos.

Y nos unimos para construir la iglesia, para edificar plazas y parques, para tareas solidarias y hasta para ayudar a levantar pequeñas viviendas con el impulso de los tradicionales convites: expresión sublime del servicio social que ponía de manifiesto el sentido humano del banilejo. Desde luego, desde aquel memorable día 03 de marzo de 1764, con la firma del ilustre mariscal de campo, don Manuel de Azlor y Urries, una representación de los vecinos y el cura párroco de testigo, fue erigida en villa la tierra más pródiga del sur de la República. Hoy, 259 años después, rendimos tributo de recordación perpetua a la memoria de los fundadores.

Obviamente, añoramos las bondades y costumbres que nos legaron, la impronta de trabajo, el espíritu de limpieza, la calidad humana y vocación de servicio del banilejo, y el arraigo social cultivado por generaciones con las prendas de moralidad y decoro. Y es que el pueblo banilejo llegó a servir de ejemplo, modelo y paradigma para otras ciudades del país. Escuchar el lema de “Baní, ciudad limpia”, el pueblo de comerciantes, la capital del sur, la cuna de artistas y profesionales, la tierra del libertador de Cuba, Máximo Gómez, la capital del mango, la tierra del dulce más exquisito, de mujeres bellas, de hombres de trabajo, de gente honesta y un largo etcétera que nos catapulta como un pueblo único, plantado entre las márgenes de dos caudalosos ríos, con playas y hermosas montañas, con todas las condiciones para entrar por la puerta grande del turismo. Ese es nuestro pueblo, con su catedral, con el santuario San Martín de Porres, con la plaza de los fundadores y el calor humano de un segmento de la población que se resiste a perder sus tradiciones.

La familia Trébol Cable, al tiempo de felicitar al pueblo banilejo, se une a las voces que demandan invertir en el rescate de los valores que estamos perdiendo. Levantemos la bandera del progreso, el espíritu de unidad, las manos de la solidaridad y el talento para crear los cimientos de una ciudad moderna, que sirva de referencia en todos los rincones del planeta. Recordemos las frases lapidarias de Eugenio María de Hostos, quien lleno de asombro exclamara:

“Ah algún día llegara la República entera a ser Baní”

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