𝐏𝐞𝐫𝐚𝐯𝐢𝐚, 𝐑.𝐃.
𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐭𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐭𝐫𝐚𝐬𝐭𝐨𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐥𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐁𝐚𝐧𝐢́ 𝐬𝐞 𝐡𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐞𝐫𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐮𝐧 𝐭𝐞𝐦𝐚 𝐩𝐫𝐞𝐨𝐜𝐮𝐩𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝𝐚𝐧𝐨𝐬.
Día tras día, se observan individuos deambulando desorientados por sectores densamente poblados, ocupando aceras, contenes o espacios públicos sin control ni supervisión.
Duermen a la intemperie, muestran actitudes agresivas o comportamientos erráticos que generan temor en quienes residen o transitan por esas zonas. En algunos casos, se han reportado situaciones incómodas como personas completamente desnudas en plena vía, peleas entre ellos o reacciones imprevistas frente a desconocidos.
Además del impacto en la seguridad, la situación también representa un problema de salud e higiene. Algunos hacen sus necesidades en plena calle, otros rebuscan entre la basura o se bañan en espacios públicos, provocando una evidente preocupación por el deterioro ambiental y los riesgos sanitarios que esto implica para la población en general.
La intervención actual parece limitada, y se reduce a acciones esporádicas como el traslado temporal de estas personas por parte de agentes del orden, sin un seguimiento o solución definitiva.
En Baní, no existe un centro especializado donde estas personas reciban atención médica, psicológica o un refugio digno. Esta falta de recursos ha contribuido a que el problema se mantenga y crezca con el paso del tiempo, sin una política pública efectiva que lo aborde de manera integral.
Ante la ausencia de medidas concretas, el miedo y la incomodidad continúan creciendo en distintos barrios y sectores del municipio, donde la presencia de estos ciudadanos de calle, en muchos casos con condiciones mentales graves, se percibe como una amenaza constante.
La situación refleja un cuadro de abandono social que no solo afecta a quienes están en condición de calle, sino también a las comunidades que, día a día, se ven obligadas a convivir con una realidad para la cual aún no se ha dado una respuesta humanitaria.