La sociedad banileja ha venido sufriendo en carne viva los problemas que afectan al hospital Nuestra Señora de Regla, un centro de salud que lleva años rayando en el abandono, como resultado de la indiferencia de las autoridades locales que son responsables del colapso de los servicios que demanda la población.
El hospital público de Baní se está cayendo a pedazos, muere por las debilidades que presenta en términos de infraestructura, y por falta de equipos y de coberturas de servicios que requieren las familias pobres. Sólo basta llegar al área de emergencia para chocar con la triste realidad: médicos laborando en condiciones deplorables, sin los insumos necesarios para cumplir con la misión de curar a los enfermos que por sus limitaciones económicas están obligados a ser ingresados en un centro hospitalario carentes de condiciones para operar como Dios manda.
Desde hace varias décadas venimos abogando porque el Estado dominicano mire hacia el hospital local, para que sea intervenido y se construyan las áreas vitales que permitan colocarlo a la altura de los requerimientos de la sociedad. Sin embargo, la historia no ha cambiado, porque seguimos escuchando los mismos reclamos, para que en la provincia Peravia se construya un centro de atención de tercer nivel.
Mientras tanto, tenemos un hospital sin medicinas, con áreas en construcción que no se terminan, con deudas millonarias, y con las mismas calamidades de siempre. A todo esto, solo se escuchan las promesas, y el llanto desesperado de quienes no tienen respuestas a sus problemas de salud. Y es que el hospital Nuestra Señora de Regla, el hospital de los pobres de la provincia Peravia, se encuentra abandonado, como un almacén de enfermos que no tienen dolientes para el Estado dominicano.