La celebración alcanza a toda Latinoamérica: un hijo de la República Dominicana ha sido exaltado al salón de la fama de Coopertown, y todos los amantes del béisbol lo celebramos.
Pero el gozo y la satisfacción se desbordan en la provincia Peravia, en la comunidad de Nizao, donde por décadas hemos seguido de cerca la gloriosa carrera de Vladimir Guerrero, desde sus inicios en las grandes ligas, donde no sólo se destacó por sus habilidades innatas en el terreno de juego, sino que exhibió un comportamiento ejemplar, resaltando como prendas dignas de imitar, el amor por la familia, por su pueblo y su gente, siempre aferrado a los más elevados signos de respeto a la fanaticada esparcida por toda América.
El anuncio de su escogencia es motivo de fiesta. Tanto la alcaldía de Nizao como los demás ayuntamientos de la provincia deben declarar mediante Resolución: Día de Regocijo Municipal, por el ascenso de un hijo de la patria al salón de la inmortalidad de Coopertown.
Vladimir Guerrero se convierte en el tercer dominicano que es inmortalizado, y el primero por los números acumulados con el madero. Y es que en el terreno de juego era considerado como uno de los más temidos bateadores, el cual despachaba la bola -con tal fuerza- que lograba intimidar a la mayoría de los lanzadores.
Felicitamos a la estrella luminosa de Nizao, al hombre que se eleva desde el pedestal de la humildad para servir de ejemplo a toda la sociedad. Y es que Vladimir ama su tierra, se desvela por ella y en ella siembra los preciados frutos que hoy todos cosechemos.
Tambores de fiesta resuenan en todos los rincones de la amada patria. Vladimir Guerrero abrió la puerta del salón de la fama del béisbol, su nombre permanecerá por siempre en el Sacro espacio reservado para los inmortales, y hay lluvias de gozo en suelo dominicano.