ROMA. Ocho países tienen a un cuarto o más de su población sufriendo hambre en situación de emergencia, según el último informe enviado este mes al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por parte de dos agencias de ese organismo.
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) señalaron en un comunicado conjunto que la inseguridad alimentaria en países sumidos en el conflicto sigue deteriorándose, por lo que la ayuda humanitaria es de “extrema importancia”.
El informe identifica 16 países con serios problemas de alimentación, de los que ocho afrontan crisis o emergencias que afectan a una cuarta parte o más de su población.
El caso más preocupante es el del Yemen, donde el 60 % de sus habitantes (17 millones de personas) sufren hambre de forma severa, seguido de Sudán del Sur, con el 45 % de la población (4,8 millones) en una situación similar.
La guerra en Siria ha hecho que el 33 % de la población en ese país padezca altos niveles de inseguridad alimentaria (6,5 millones de personas), el mismo porcentaje que en el Líbano, con 1,9 millones de hambrientos debido al gran número de refugiados sirios.
Tres de cada diez personas sufren niveles críticos de hambre en la República Centroafricana (1,1 millones de personas en total), mientras que el porcentaje es del 26 % en Ucrania (1,2 millones) y del 25 % tanto en Afganistán (7,6 millones) como en Somalia (3,1millones).
Frente a las crisis que han recibido más atención en otras partes de África, las agencias mostraron su “preocupación” por el rápido deterioro experimentado en la República Democrática del Congo, donde se calcula que la crisis alimentaria afecta ya a 7,7 millones de personas (el 11 % de la población).
En Sudán el número de personas con graves problemas de inseguridad alimentaria asciende a 3,8 millones; en Irak, a 3,2 millones; en la cuenca del lago Chad (entre Chad, Níger, Nigeria y Camerún), 2,9 millones; en Burundi, 1,8 millones; y en Haití, 1,3 millones.
En todos esos casos subyacen como causa los conflictos, que se han intensificado a nivel global y han contribuido al aumento del hambre tras años de descensos, según la ONU.
En 2016 se calcula que había 815 millones de personas pasando hambre en todo el mundo, de los que 489 millones (el 75 %) vivían en zonas afectadas por la violencia.