De nuevo el protagonista es el mango, la fruta que nos invita a participar de la fiesta, abriendo de par en par las puertas de la ciudad para recibir a los miles de turistas, productores, empresarios y exportadores que vienen a compartir con nosotros en el marco de la feria más esperada.
Todo está listo para presentar las variedades más exquisitas, las que podemos admirar en cada uno de los stand donde también podemos aprender los métodos de siembra, cultivo y comercialización de la fruta que pasea por el mundo el nombre de nuestro pueblo. Y es que el mango banilejo ha conquistado reinos, llegando a penetrar a espacios insospechados.
Mañana, en horas de la tarde, el Comité Organizador, junto a las autoridades y funcionarios darán apertura al programa que durante cuatro días espera llenar las expectativas de los visitantes.
Baní está de fiesta, vamos a disfrutar del 15 al 19 de junio en un ambiente familiar. Es un momento especial para conocer las más avanzadas tecnologías aplicadas en la producción, así como las estrategias de comercialización. De nuevo los ojos del mundo miran hacia nosotros, hacia el pueblo bendecido por Dios con el mango banilejo.
Obviamente, es una fiesta y vestiremos las mejores galas para exhibir lo más granado de nuestras tradiciones culturales. Es decir, vamos a celebrar en grande estos 18 años de feria. Sin embargo, una pregunta nos asalta:
¿Más allá de la promoción de Baní, dónde van a parar los beneficios? Según nos enteramos, la organización y el montaje están a cargo de una entidad foránea, con las características de privada. Durante estos años presumíamos que la feria tenía el sello distintivo de los banilejos miembros de Abapromango, pero estos, los auténticos productores, los que siembran y cosechan no están al frente del montaje de un evento tan trascendente. También pensábamos que el Ministerio de Agricultura jugaba un rol protagónico, pero nos sorprendimos al saber que estaban fuera.
Por esa razón, privilegiaron a los medios de comunicación de la capital, relegando a la prensa local, porque al ser foráneos, no creyeron necesaria su participación. Y esto nos preocupa bastante, porque la entidad que regentea y tiene la exclusividad de la feria no es banileja.
Esa es una preocupación valedera, porque estamos de fiesta, bailamos entre mangos, actividades y orquestas, pero al final qué nos queda? El orgullo de escuchar -del uno al otro confín- que Baní es la “capital del mango” y colorín colorado.