La pregunta sale a relucir a raíz del reciente informe realizado por el Ministerio de Salud Pública, donde presentan las seis provincias con mayores registros de contagios por el coronavirus, entre ellas el Gran Santo Domingo, San Pedro de Macorís, Santiago, Monte Plata, San Cristóbal y Sánchez Ramírez. Para nuestra sorpresa, la provincia Peravia está fuera de la lista, de acuerdo al reporte epidemiológico emitido ayer por la Dirección General de Epidemiología. Obviamente, podemos atribuir la baja incidencia de contagios al esfuerzo extraordinario realizado por las autoridades, motivando a la población a vacunarse, integrando a los comunitarios a las jornadas que han sido coordinadas en los barrios y comunidades de una provincia que durante varios meses estuvo encabezando las estadísticas con cifras escalofriantes.
Todos hemos sido testigos de la participación activa de funcionarios, legisladores y empresarios preocupados por la creciente propagación del virus en los sectores más vulnerables.
Sin embargo, lo que nadie oculta son las actitudes irresponsables de individuos que parece no importarles el peligro que aún representa el coronavirus. Son esos los que salen a divertirse sin tomar medidas preventivas, y organizan fiestas donde se concentran multitudes que luego cuelgan por las redes sociales para arrastrar el nombre de la provincia Peravia. Son esos los culpables de lo que estamos viviendo.
Y aunque la incidencia del virus permanece en niveles bajos en amplios sectores del territorio nacional, no es para echar atrás las medidas adoptadas para evitar la expansión del virus.
Es oportuno reflexionar en lo que está ocurriendo a nivel internacional, donde países que habían iniciado la llamada desescalada hoy están regresando a considerar el uso de mascarillas y el distanciamiento social. Es decir, con el auge de nuevas cepas circulando por todo el planeta, donde según los informes, la cepa Delta está entre nosotros, no se concibe que un segmento considerable de la población siga exponiéndose al contagio sólo por estar gozando en centros de expendios de bebidas alcohólicas como si se tratara del juego de La Ruleta Rusa.
Vamos a tomar conciencia, asumamos que existe un enemigo peligroso y que aún está entre nosotros. La lucha contra el COVID-19 no ha terminado. El virus permanece activo, buscando nuevas víctimas y junto debemos derrotarlo vacunando a la familia. Sólo así volveremos a la normalidad y habrá tiempo para abrazar y celebrar.
Los bajos niveles de conciencia que observamos en las esquinas, colmadones y demás centros de diversión, indican que -si están bajando los niveles de contagios- es por el esfuerzo de las autoridades del sector salud y por la mano de Dios, porque realmente, muchos individuos siguen en teteos, fiestas y francachelas desafiando a la muerte.
¿SERÁ POR LA GRACIA DE DIOS?
Editorial de Peravia Noticias martes 03 agosto 2021