Cuando prima el interés por el desarrollo, cuando existe disposición y se advierte la intención por impulsar proyectos orientados a desmontar las condiciones de marginalidad y pobreza en que se desenvuelven los ciudadanos, es evidente que se perciba la actitud diligente de los funcionarios al servicio del Estado.
Desde hace años la provincia Peravia ha venido transitando los caminos del olvido, la indiferencia y la apatía. Si bien es cierto que con el presente gobierno ha renacido la esperanza de recobrar la pujanza que en términos económicos perdimos con la debacle de la zona franca, entendemos que pasarán años para volver a colocar ese parque industrial en el sitial donde se encontraba como fuente generadora de miles de empleos.
Sin embargo, a pesar del espíritu emprendedor de la sociedad banileja, de lo bien situado que estamos a nivel geográfico, y del potencial turístico que nos proyecta para atraer grandes proyectos generadores de empleos y riquezas, la realidad es que padecemos el lastre del desaliento provocado por el abandono del Estado dominicano.
Y es que lo tenemos todo para desarrollarnos. Vivimos en la provincia con mayores condiciones para atraer las inversiones, pero fuerzas extrañas conspiran contra el desarrollo de la provincia Peravia.
Un simple y sencillo ejemplo delata las malsanas intenciones de quienes durante décadas han maniobrado en contra nuestra: miren las pésimas condiciones en que se encuentran los caminos que conducen al litoral costero, comenzando por Nizao y terminando en Sabana Buey, todos, absolutamente todos, están abandonados, convertidos en arroyos llenos de pedregales que impiden el tránsito de vehículos.
¿Cómo es posible que a más de treinta años en que fuera declarada la provincia Peravia como el octavo polo turístico, ni el ministerio de Obras Públicas ni el ministerio de turismo se hayan preocupado por reparar y asfaltar pequeños tramos de apenas dos kilómetros?
Eso, ademas de la vergüenza que nos provoca, indica la mala escogencia de funcionarios para que nos representen a la hora de elaborar la Agenda Nacional de Desarrollo.
Esa ha sido una de las razones del abandono progresivo que durante años hemos padecido. De ahí el llamado al ministro de Obras Públicas, Deligne Ascensión, para que preste atención al llamado urgente del Clúster Turístico y Productivo de Baní, para que cumpla con la promesa del asfaltado de esos tramos abandonados, ya que estamos seguros que esas pequeñas acciones serán determinantes para el despegue de grandes proyectos en la zona costera.
Por igual creemos necesario la intervención del ministro de turismo David Collado, para que más allá de la infraestructura vial, conjuntamente con los técnicos del sector y la integración del Clúster turístico, asuman poner en marcha el plan de desarrollo turístico que fue elaborado con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo.
Si se unen estos dos ministerios y se plantean seriamente transformar las condiciones de marginalidad en que se encuentra la provincia Peravia, entonces podremos confiar en que llegará el progreso. Ahora no vemos caminos asfaltados ni planes ni proyectos que apunten hacia las costas de la provincia Peravia. Ojalá estemos equivocados.