Con el encendido del árbol de navidad, las autoridades del ayuntamiento dan continuidad a la tradición de abrir las puertas de la ciudad para celebrar en familia las actividades festivas en honor a la virgen Nuestra Señora de Regla, considerada por los feligreses católicos como la madre espiritual del pueblo banilejo.
Anoche, desde el parque central, no sólo asistimos a disfrutar de un momento especial, lleno de luces multicolores, sonidos y expresiones de hermandad, sino que además, el ambiente se sentía impregnado de nostalgia por la ausencia de amigos, familiares y vecinos, que se han ido a causa del coronavirus.
Obviamente, la esperanza de la gente resurge con la luz resplandeciente de las tradiciones, marcadas con el sello de la fe cristiana que invita a celebrar en familia. Y es que noviembre es un mes especial, como lo expresara Francisco Gregorio Billini, en su obra costumbrista: Baní, Engracia y Antoñita.
Llega noviembre y todo se transforma, Baní adquiere nuevos matices y colores. En noviembre celebramos el mes de la familia, el natalicio de Máximo Gómez, libertador de Cuba, el día de la Virgen de Regla: y por igual, se constituye en la antesala de las festividades navideñas.
De ahí el llamado a actuar con comedimiento, entendiendo que aún estamos bajo los efectos de una pandemia que se desplaza sin rostro entre nosotros, por lo que debemos mantener el distanciamiento social, la higiene y medidas preventivas para evitar la expansión del virus.
Reconocer que debemos protegernos, que estamos expuestos y con ello exponemos a la familia, es el primer paso para derrotar al peligroso asesino que le ha robado a muchos el espíritu festivo.
Vamos unidos, con entusiasmo, abrazados a la cultura, a compartir junto a la familia el programa de actividades que son organizadas de forma sana para engrandecer a una sociedad que cultiva la esperanza en un mejor mañana.