Cuando se trata del manejo informativo, toda acusación se adorna con el hilo de la presunción. Nadie es culpable hasta tanto sea juzgado y condenado. Mientras tanto, todo acusado goza del beneficio de la duda que se antepone a todo juicio de valor. Sin embargo, a pesar de esta disquisición, en la población dominicana se da por sentado que todo acusado de cometer actos de corrupción debe ser condenado sólo por el rumor.
Claro está, contamos con un sistema judicial que se encarga de juzgar siguiendo el debido proceso. Ahora bien, en el caso de funcionarios públicos, entendemos que deben actuar con transparencia, cuidando la moral y la ética. En pocas palabras, obrar con honestidad y decencia en el manejo de los fondos públicos. Hasta ahora, todo el que ha sonado metiendo la mano ha sido desvinculado del Estado.
Un mensaje evidente de que el presidente Luís Abinader, está decidido a sanear la administración pública.
La más reciente sacudida la acaba de dar en el Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil INABIE, por supuestos manejos inapropiados en los almuerzos escolares. Por ese caso el presidente destituyó al director ejecutivo Cecilio Rodríguez, quien acumuló el récord de más de 200 impugnaciones en contra de las adjudicaciones otorgadas para suplir el almuerzo en los centros educativos públicos. A Cecilio y el Comité de Compras y Contrataciones del INABIE se les acusa de habilitar y adjudicar, en violación a la ley 340-06, a mil 260 suplidores que no cumplían con el pliego de condiciones.
De otro lado, aquí en el patio se conoce otro caso, muy distinto, donde se informa del arresto de Cirilo, a quien se le acusa de hacerse pasar como dueño de grandes porciones de terrenos en los que anunciaba el levantamiento de urbanizaciones, y al respecto, vendía solares a altas sumas de dinero. A Don Cirilo Cuevas, se le acusa de haber estafado a más de 30 personas que le entregaron dinero para construir sus viviendas. Para colmo, el señor Cuevas les cobraba mensualmente las cuotas acordadas. Así lo hacía en Santa Rosa, Peravia y Fundación de Peravia, donde presuntamente estafó a los incautos que caían en su trampa. Y como Cirilo, según se decía, no aparecía ni por los centros espiritistas, la noticia de su captura ha sido muy aplaudida, porque, por fin, se le conocerá la solicitud de medidas de coerción. Obviamente, el caso de Cecilio en el INABIE suena más que el de Cirilo, por tener connotaciones diferentes, pero igual podemos decir, que se les acusa -presuntamente- de haber delinquido.