Cuando evaluamos cuáles son las obras necesarias para la provincia Peravia, entramos en el dilema de confundir lo urgente con lo conveniente, resaltando como prioritarias las obras concebidas para proyectar la gestión gubernamental. Siempre ha sido igual. Los problemas más acuciantes de nuestros barrios han permanecido fuera de la agenda nacional de desarrollo. Así lo hemos vivido en nuestro municipio. Por culpa de la micro visión política hemos postergado las soluciones a problemas que hoy se constituyen en un dolor de cabeza para los ciudadanos. Sin embargo, resulta reconfortante apreciar cómo el pasado viernes, el director ejecutivo del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados INAPA, Wellington Arnaud, aseguró que en unos meses estará inaugurando la nueva planta de tratamiento de aguas residuales que se construye por la zona del Corbanal, con una inversión ascendente a los 300 millones de pesos. Eso, de por sí, es una buena señal. Se está invirtiendo en áreas donde nadie se había interesado, porque desde el Estado sólo se habían enfocado en construir obras de relumbrón.
Por esa razón, creemos necesario sumarnos a los los comunitarios que durante años vienen demandando la construcción del muro de contención y canalización de las aguas del Río Baní. Por más de treinta años escuchamos este reclamo y, aunque se hizo un intento, podemos afirmar que fue con fines politiqueros y no precisamente para atender a una necesidad. Igual ocurre con la cárcel local, donde las heces fecales y aguas residuales son vertidas en el lecho del río. De nada ha valido denunciar, exigir y protestar. El hedor perturbador que sale de la cárcel local es el que da la bienvenida a quienes llegan a nuestra ciudad. Obviamente, en la actualidad contamos con un Consejo de Desarrollo Provincial que está enfocado en trabajar para cambiar esa penosa realidad. Es cierto que tenemos medio siglo de atraso en materia de realizaciones de obras. Que tenemos comunidades sin caminos vecinales en pleno siglo XXI. Pero debemos reafirmar que lo urgente y fundamental es trabajar para evitar tragedias y enfermedades. Con el muro de gaviones en las márgenes del río evitamos su desbordamiento, y por consiguiente, que se produzcan muertes. Y como hemos dicho, con la planta de tratamiento de aguas residuales evitaremos las enfermedades que se presentan en espacios donde se convive sobre las inmundicias. Hagamos la diferencia, dando respuesta a los problemas urgentes, los que durante años no han tenido dolientes.