Sólo quienes han vivido de cerca el trauma de una tragedia pueden comprender el sufrimiento de quienes se enfrentan al dilema de ver trasladar el cadáver de un pariente cercano hacia el Instituto Nacional de Ciencias Forenses, procurando la caridad pública o pagando altas sumas de dinero a ambulancias privadas para cumplir con el mandato de la ley.
Es decir, una persona lacerada por el dolor, debe gestionar un vehículo habilitado o no para ese propósito. Una odisea para muchos y un negocio para otros. Y todo porque Baní no cuenta con una ambulancia que preste ese servicio.
Recordamos que en esta provincia hubo una ambulancia donde se trasladaban los cadáveres en condiciones de dignidad. Ese vehículo llegó aquí gracias al esfuerzo del médico legista Walter López, quien recibió ayudas de amigos residentes en el exterior, así como de banilejos que se hicieron presentes aportando de manera solidaria para esa noble causa.
Sin embargo, después de cierto tiempo brindando servicios, la ambulancia sufrió una avería mecánica que debía ser reparada. Esto ocurrió siendo titular del Ministerio Público el doctor Constantino Beltré, quién envió dicha ambulancia a los talleres de la Procuraduría General de la República, para ser reparada. Pero de allí nunca salió y Baní perdió la ambulancia que con tanto esfuerzo se consiguió.
Obviamente, tras la llegada del nuevo titular de la procuraduría fiscal, Ángel Darío Tejeda Fabal, periodistas de Peravia Noticias acudieron a informarle sobre la existencia del referido vehículo, y este se comprometió a gestionar su devolución a este municipio, pero el tiempo ha pasado sin que veamos el resultado.
Lo que sí observamos es que los traslados de cadáveres hacia la ciudad de Azua se convierten en un dolor de cabeza para el médico legista, porque tiene que acudir a la generosidad de propietarios de vehículos o solicitar a los parientes del fallecido que cubran los gastos del transporte. Esto quedó evidenciado en el día de ayer, frente a la situación generada en el municipio de Matanzas, donde un confuso incidente dejó un saldo de dos personas muertas.
Es a partir de esa deprimente realidad que estamos reclamando de la Procuraduría General de la República que busque solución a un problema que sólo se valora cuando toca nuestra puerta.
Baní y la provincia Peravia necesitan una ambulancia para el traslado de cadáveres. No podemos seguir postergando un problema durante años. Si bien es cierto que la prioridad ha sido donar vehículos para buscar salvar vidas, no es menos cierto que es una señal de atraso carecer de un vehículo para trasladar los fallecidos hacia la ciudad de Azua. Ojalá que todos juntos busquemos la solución a este problema porque ya está bueno de pasar vergüenza.