Lo que podemos atribuir a la genética,-tomando el lenguaje de la ciencia, requiere preparación, esfuerzo y persistencia. Las cualidades innatas que muestran los seres humanos, aportan a potencial el desarrollo humano, pero siempre será necesario someterse a un riguroso entrenamiento para alcanzar niveles de excelencia en todas las competencias. Es decir, para contar con buenos atletas el Estado debe crear las condiciones pertinentes, asumiendo la responsabilidad de impulsar a los jóvenes por las sendas del deporte. La población dominicana cuenta con una cantera de jóvenes que sueñan con participar en Juegos Nacionales, eventos internacionales, y hasta en las olimpíadas.
Y están en los barrios, a orillas de cañadas, llenos de limitaciones, buscando apoyo para hacer realidad sus sueños. Muchos de ellos, por azar del destino, han encontrado padrinos que los han conducido a otros países donde en poco tiempo saltan a la palestra.
Claro está, en lo que a Baní respecta, estamos atrás, sin las instalaciones adecuadas, y sin condiciones operativas para competir en las principales gestas deportivas. A todo esto nos preguntamos, ¿qué pasó con las obras que serían creadas para abrir las puertas a los Juegos Nacionales? , ¿Será que los referidos juegos han sido olvidados?
La anterior disquisición llega a propósito de las proezas que viene haciendo la gran velocista Marileidy Paulino, ganadora de medallas de plata en los pasados Juegos Olímpicos. La misma que acaba de obtener el pase para conquistar la presea dorada en el Campeonato Mundial de Atletismo, en los 400 metros planos, para orgullo del pueblo dominicano.
Ahora que los ojos del mundo están fijos en la estampa imbatible de Marileidy, el mejor reconocimiento a sus méritos sería sin dudas, crear las infraestructuras que permitan aportar al país atletas de alto rendimiento, disponiendo un mayor presupuesto para tales fines. Estamos en el momento preciso para hacerlo porque sentimos el orgullo de contar con velocistas que trascienden en las pistas donde se presentan. Y esa es la mejor carta de representación de la República Dominicana. De ahí el llamado a invertir en el deporte como base sólida de permanencia de nuestros atletas en las grandes competencias. Cuan orgullosos nos sentimos con sus triunfos, que satisfacción nos invade al escuchar las notas del Himno Nacional. Entonces, miremos hacia nuestros atletas porque dignamente nos representan.