La mayoría de los ciudadanos expresan preocupación por la falta de atención a los problemas que llevan años denunciando. Desde luego, nos estamos refiriendo a pequeñas necesidades que se presentan en el centro de la ciudad, con el agravante de que ningún funcionario ha querido resolverlos. Y no por falta de recursos, porque los referidos problemas pueden ser resueltos -tan sólo con la voluntad de hacerlo-
Nos referimos al tránsito en la ciudad. Un problema cuya solución atañe al ayuntamiento municipal. Es deprimente observar el congestionamiento del tránsito vehicular que se registra en las principales vías sin que se busquen alternativas. Vemos la ausencia de paradas para el transporte de pasajeros hacía la ciudad capital, llegando al colmo de ver guaguas paradas en las esquinas sin que a los miembros de la DIGESETT les importe que se han detenido frente a un semáforo.
Es evidente que estamos huérfanos y sin dolientes. Pero mientras esto ocurre, tenemos en el parque un lavadero de carros con parqueadores incluidos que se disputan la colocación de cartones a los vehículos. Ni hablar de las quejas de los ciudadanos que han optado por dejar de recrearse en el parque por no encontrar espacios para estacionarse. Sin embargo, lo más deplorable, es contemplar como personas irracionales conducen en vías contrarias afectando el desenvolvimiento del tránsito.
Esto ocurre comúnmente en la 27 de Febrero, en la Nuestra Señora de Regla y en la calle Sánchez en el extremo Este. Obviamente no podemos ignorar los obstáculos sobre las aceras que son tomadas como parqueos, las paradas de motoconchos que son improvisadas frente a reconocidos negocios y en esquinas concurridas donde se hace casi imposible el giro de vehículos.
Son tantos los problemas que venimos confrontando con relación al tránsito, que pareciera que estamos clamando en el desierto.
De ahí que se hace necesario organizar un foro ciudadano, en el que participen expertos en gestión urbana, técnicos especializados en materia de tránsito, entidades estatales, asociaciones del sector transporte y el departamento de planeamiento urbano del ayuntamiento.
Con ellos hay que trabajar para coordinar un plan dirigido a organizar la ciudad, tomando en cuenta la responsabilidad de cada una de las entidades públicas y privadas. Baní es la casa de todos, y debemos organizarla porque la imagen que estamos proyectando es la de una ciudad arrabalizada. Por último, también apelamos a la conciencia de los ciudadanos para que actuemos a favor de nuestra ciudad, contribuyendo con la limpieza y el orden que por muchos años nos colocaron como modelo para otras ciudades del país.