A esta aseveración se le pudiera agregar, por falta de recursos, por falta de gerencia y hasta por falta de visión, pero no es la intención insistir en los mismos cuestionamientos cuando contamos con autoridades que vienen dando respuestas a las tantas necesidades acumuladas que pesan sobre el tejido social. Por eso, cuando nos referimos al canal Juan Caballero, el mismo que atraviesa la zona norte de la ciudad, y que veinte años atrás era la alternativa de solución a la falta de agua para irrigar los predios agrícolas de varias comunidades del municipio, el canal que era aprovechado por las amas de casa para utilizar sus aguas en labores de limpieza, está desde hace años en estado agónico, producto de la contaminación y la falta de conciencia de quienes lo han tomado para arrojar desperdicios. Y mientras muere el canal porque al parecer ha cumplido su función vital en una comunidad que está cambiando su modo de producción para dar paso a otras áreas consideradas más útiles en término de generación de recursos, nos preocupa la desatención de los funcionarios del INDRHI para resolver la situación que ya no resisten las centenares de familias que residen a lo largo del acuífero. Son evidentes los desperdicios, corotos y alimañas que coexisten para afectar gravemente la salud de los comunitario. Sin embargo, a pesar de las quejas de las Juntas de Vecinos, de los encuentros realizados con la presencia de autoridades, de las comunicaciones y visitas a los despachos de funcionarios del INDRHI y todos los esfuerzos posibles, el canal Juan caballero, el primero y más emblemático del municipio, languidece y muere en medio del abandono más degradante. Y lo más preocupante ha sido, que nuestro canal, el que está ubicado en la zona más densamente poblada del municipio, el que no resiste más desechos y desperdicios, sólo sirve como receptáculo de promesas de políticos. Y esos políticos prometen entubarlo, soterrarlo y encausarlo para que no siga contaminando. De ahí la necesidad de orientar a las familias para que a través de las juntas de vecinos asuman impedir que sigan arrojando desperdicios al canal, que todos debemos colaborar, que la contaminación es culpa de nosotros y este es el momento de prevenir la insalubridad. Y finalmente, es preciso demandar el cumplimiento de la promesa, porque entubar el canal representa el fin de la contaminación, la ampliación de la berma para convertirla en un bulevar y el hermoseamiento de una zona que debe dar un salto hacia la modernidad. Miremos hacia el canal Juan Caballero.
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𝐏𝐞𝐫𝐚𝐯𝐢𝐚, 𝐑.𝐃. 𝐄𝐥 𝐈𝐧𝐬𝐭𝐢𝐭𝐮𝐭𝐨 𝐍𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐓𝐫𝐚́𝐧𝐬𝐢𝐭𝐨 𝐲 𝐓𝐫𝐚𝐧𝐬𝐩𝐨𝐫𝐭𝐞 𝐓𝐞𝐫𝐫𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞 (𝐈𝐧𝐭𝐫𝐚𝐧𝐭), 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐨́ 𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐫𝐜𝐮𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐭𝐫𝐚𝐧𝐬𝐩𝐨𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐜𝐚𝐫𝐠𝐚 𝐞𝐧 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐭𝐞𝐫𝐫𝐢𝐭𝐨𝐫𝐢𝐨 𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥, 𝐢𝐧𝐜𝐥𝐮𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐥𝐨𝐬