Una dirigente comunitario de la sección La Montería, llamó al director del hospital Nuestra Señora de Regla, a tomar mayores medidas de control en ese centro de salud, porque a su entender, en él hasta los porteros andan de su cuenta.
Marina Villar reaccionó molesta por las restricciones que encontró cuando ella y una pariente se disponían a darle asistencia a un familiar ingresado en el centro, que requiere de compañía.
Dice que después de estar junto al cuñado y salir tanto su sobrina como ella, se le impidió volver a estar con el pariente, y que no obstante el portero prohibirle la entrada, aunque su familiar necesitara de la compañía, este deja entrar a otras.
Cree Marina Villar que la conducta del empleado refleja una escasa sensibilidad y a la vez una actitud selectiva que levanta suspicacia sobre el interés económico que se mueve que desdice mucho de la buena conducta que debe asumir cualquier empleado de instituciones del Estado.