Así podemos catalogar al país vecino, al que comparte con nosotros la misma isla y que durante más de medio siglo se ha dedicado a acusarnos de racismo en foros y organismos internacionales.
Sin dudas, el liderazgo haitiano, salvo algunas excepciones, ha sostenido una campaña mediática malsana contra la República Dominicana, aupada o azuzada por Organizaciones No Gubernamentales, al amparo de potencias que de forma soterrada pretenden dejarnos la pesada carga de la crisis haitiana.
Obviamente, el curso de los acontecimientos ha cambiado el panorama a raíz de la inestabilidad política, del desabastecimiento de alimentos, la escasez de combustibles y el control del territorio por parte de pandillas de delincuentes que asesinan y secuestran a quienes encuentran a su paso.
Bajo ese sombrío panorama, la comunidad internacional, no ha reaccionado, se mantiene al margen como si no le importara la agudización de la crisis haitiana.
Tuvo que surgir el secuestro de 17 misioneros norteamericanos para que Los Estados Unidos tomara en serio la gravedad del caso. Ya lo había denunciado el presidente Luis Abinader, clamó ante la Organización de las Naciones Unidas, tronó en su cuenta de Twitter y convocó al liderazgo nacional en busca de alternativas para frenar la embestida de miles de personas que desean abandonar el territorio haitiano. Ahora que llegó el lobo, que una pandilla tiene de rodillas a las autoridades y hasta amenaza con tumbar al primer ministro, frente a los medios de prensa, vamos a seguir de cerca las acciones que habrá de tomar el gobierno de Joe Biden para rescatar con vida a los 16 estadounidenses y un canadiense en poder del líder del G-9 , a quien según se rumora, apodan Barbecue, en alusión a la criminal predilección por quemar a sus víctimas. De ahí que todos esperamos por el desenlace, donde lo deseable sería restablecer el orden institucional que se ha perdido en el país vecino.
El mundo debe estar enterado de lo que está ocurriendo del otro lado, donde no funciona el Estado, donde existe un asentamiento humano que es controlado por vándalos armados. Por eso saludamos la actitud valiente y responsable de nuestro presidente, quien ha convocado de manera urgente al liderazgo nacional, antes de lo que pueda pasar.