Las ciudades crecen, a veces de forma desordenada, sin planificación, arrabalizadas y sin criterios urbanísticos. La fuerza de las necesidades empujan a miles de seres humanos a emigrar a los barrios asentados en las orillas, en los llamados espacios vulnerables, atestados de casuchas, sin servicios básicos, recostados de urbanizaciones y sin las mínimas condiciones medioambientales para la convivencia humana.
Baní ha pasado por un proceso creciente de densidad poblacional desbordada. Son muchos los sectores y barrios que se han incorporado a una ciudad que ha esperado durante años la inversión del Estado para transformar la imagen deplorable de esos barrios.
Sin embargo, otros que no están tan distantes, que forman parte de los sectores residenciales cercanos al centro de la ciudad, también habían corrido la misma suerte, a partir del obsoleto y deficiente sistema cloacal que mantenía a los moradores en constantes riesgos de contaminación, sin hacer mención de los inconvenientes de vivir en medio de la inmundicia que generan las aguas residuales y las heces fecales.
Ese grotesco episodio lo estuvieron soportando durante años los residentes de la calle Marcial Soto, del Barrio 30 de Mayo. La lucha y la espera por lograr ese objetivo fue larga, pero a pesar de todos los inconvenientes lo lograron.
Y es que la calle que permaneció por muchos años intransitable, con los hoyos y averías en el sistema de distribución de agua potable ha sido acondicionada. Por fin, se logró hacer el milagro de la reparación de la calle Marcial Soto.
No había manera de que las autoridades hicieran desaparecer el castigo al que estaban sometidos los vecinos, y para colmo, por esa calle se desvía muchas veces el tránsito que viene del sur. No obstante, el pasado gobierno anunció su intervención y hasta un cheque se entregó a una empresa para su acondicionamiento, pero todo siguió igual.
Es por ello que, luego de que en este gobierno procedieran a abrir zanjas para instalar tuberías y corregir averías que producían los derrames de agua, todo volvía hacia atrás, hasta que finalmente se trabajó con gran responsabilidad y gracias al INAPA, a la disposición del alcalde, a la gobernadora y los legisladores, tras instalarse las tuberías del sistema de distribución de agua y haber tapado todas las zanjas y hoyos existentes, el gobierno a través del Ministerio de Obras Públicas, procedió a asfaltar una vía tan importante, pero igual ocurrió en las calle Duvergé Sur, en la Santomé, 16 de agosto, Gastón Fernando Deligne y otras.
No se trata de asfaltar para hermosear el aspecto urbano de la ciudad, es asfaltar para eliminar focos de contaminación que durante años tenían al grito a la población. Y eso es digno de ser reconocido.