Los seres humanos tienden a emigrar por naturaleza. Desde la antigüedad conocemos episodios que delatan el impacto de los flujos migratorios en múltiples regiones del planeta. Esa ha sido una constante que en muchos casos ha contribuido al desarrollo de comunidades que se han nutrido de los aportes culturales, científicos y tecnológicos de quienes han decidido abandonar sus países de origen. Otros simplemente emigran por aventura, y en los últimos años, quienes lo hacen cifran sus esperanzas en cambiar de vida.
Es decir, la causa fundamental es buscar nuevas oportunidades, asumiendo el reto de sacrificarlo todo para alcanzar un sueño que a veces termina en la muerte.
Así viene ocurriendo con frecuencia. Bani no escapa a esa realidad. En los últimos meses hemos perdido jóvenes valiosos que pagan grandes sumas de dinero para correr detrás del sueño americano, motivados por quienes se dedican a reclutarlos: redes bien estructuradas que garantizan el traslado hacia el lugar deseado. Sin embargo, en el mayor de los casos, estas decisiones terminan en frustración para las familias de las víctimas, que pierden sus parientes y las elevadas sumas invertidas en esas aventuras.
Así han encontrado la muerte hijos queridos, en naufragios y en accidentes de vehículos de motor en intento por llegar a los Estados Unidos de Norteamérica.
Se conoce de personas de diversos sectores de esta ciudad que han perecido en alta mar tras el naufragio de frágiles embarcaciones que procuraban alcanzar las costas de Puerto Rico.
Y aún queda latente el accidente ocurrido el nueve de diciembre donde un tráiler cargado de indocumentados sufrió un accidente en el cual perdimos once hijos de esta provincia, incluyendo uno de la zona de Los Pilones. Y ahora, como si no se detuviera la cadena de muertes, se da a conocer otro naufragio en las Bahamas, Florida, donde se afirma murieron dos jóvenes de esta ciudad. Ante esa cruda realidad abogamos porque las autoridades profundicen las investigaciones para detener las mafias que se dedican a organizar estos viajes, a fin de que caiga sobre ellos el peso de la ley. Y entre tanto, hacemos un llamado a la familia, para que tomen conciencia sobre las consecuencias fatales de los viajes ilegales.
Bani no puede seguir perdiendo más jóvenes detrás del sueño americano. Es tiempo de crear oportunidades de desarrollo para nuestros jóvenes, y para eso requerimos la ayuda del Estado.