Son muchas, aunque podemos afirmar que paso a paso hemos avanzado. Somos un pueblo forjado en las cruentas batallas por la soberanía e independencia de la patria. Así hemos transitado por los caminos angostos de las dictaduras, y navegamos por los mares agitados de las invasiones más aberrantes para llegar al terreno de la democracia que juntos construimos con el fuego ardiente del optimismo. Lo que hemos conquistado en más de un siglo, está siendo amenazado por malos políticos, divorciados del ideal de justicia. Son esos, los que valiéndose del poder, tiran por la borda los principios, pensando en sus propios beneficios. Son los que procuran estar arriba, disfrutando las mieles del poder, sin importar lo que tengan que hacer.
Por eso, cuál lastre perturbador del sistema democrático, los encontramos por todas partes, en el ejercicio de la política, metidos en los partidos, maniobrando en contra de quienes tienen el legítimo derecho de participar en un proceso electoral. Son esos, los que sin reparos cambian las reglas, haciendo hasta lo imposible para perpetuarse. Es por culpa de ellos, y de más nadie, que existen cargos electivos que en veinte años sólo han contado con dos inquilinos, saltando el principio de alternabilidad que da paso a la participación de nuevos actores en el proceso dinámico de fortalecimiento y desarrollo de la democracia. Y se valen de todos los métodos para descalificar a sus contrarios. Desde falsas encuestas, supuestos acuerdos, señalamientos y cuentos sobre cuentos que son validados por organismos internos que forman parte del mismo concierto. Así ha venido ocurriendo en la mayoría de los partidos políticos, incluyendo al Revolucionario Moderno.
Desde esa realidad, más que avanzar, la democracia interna de las entidades políticas está siendo amenazada, con el agravante de contar con un sistema político degradado, donde las cúpulas asumen maniobrar para castrar las oportunidades de desarrollo de nuevos liderazgos. Cuando escuchamos pronunciamientos de que candidatos a cargos municipales o congresuales serán escogidos por el manido, y de por sí corrupto, método de encuestas, es la evidencia del despropósito puesto en marcha. Ojalá que los promotores del referido método, piensen en la importancia de una convención abierta, libre y democrática, como vía de fortalecimiento del sistema democrático en la República Dominicana. Eso es a lo que aspiramos.