Cuando comparamos los avances que registra una ciudad en términos de desarrollo, debemos evaluar las políticas urbanísticas, y los proyectos encausados en áreas vitales como infraestructuras, tránsito, turismo, medio ambiente y los diversos programas destinados a brindar seguridad y servicios de calidad a la población.
Toda evaluación parte de una planificación que orienta la ejecución. Es decir, antes de dar un paso se conocen de antemano las acciones que se deben tomar para procurar la satisfacción de los ciudadanos.
Obviamente, cuando se trata de comparar el progreso de una comunidad es lógico que miremos el desempeño de ciudades que hoy son ejemplos de buenas prácticas, las que son modelos y se proyectan como paradigmas del urbanismo que genera el reconocimiento público.
Nadie desea comparar a su pueblo con aquellos que se conciben como prototipos del retroceso, atestados de necesidades que penden como espadas que castran las posibilidades de progreso. Planificar es colocar las prioridades, organizar la agenda y disponer recursos para ir en pos de la solución de un problema.
En otras palabras, las ciudades donde las autoridades no planifican, se malgastan recursos porque en poco tiempo resurgen los problemas que creíamos resueltos.
Ahora que por primera vez observamos que los funcionarios del ayuntamiento están coordinando con los del INAPA, corrigiendo averías, eliminando fugas de agua y resolviendo el sistema cloacal, cabe pensar en la posibilidad de agilizar los trabajos en barrios y residenciales, para evitar las tragedias que vienen ocurriendo en las zanjas que van dejando tras semanas de trabajo.
Por culpa de esas zanjas varios han perdido la vida, mientras contamos personas heridas que escaparon de milagro. Y todo porque el INAPA no se ha propuesto ir tapando los hoyos que va dejando.
De ahí que los ciudadanos reaccionen indignados frente a una situación que se torna preocupante, porque nadie se explica el por qué en calles principales como la que comunica a las comunidades de Villa Güera y La Montería han tardado tanto para proceder con el asfalto.
Por igual se observa en múltiples sectores de esta ciudad donde han pasado semanas con las tuberías soterradas y de asfalto nada.
Ojalá que desde el Cabildo alguien pueda explicar los motivos de una tardanza que pesa sobre miles de ciudadanos que sufren esta desgracia. El pueblo reclama el asfaltado, que se tapen las zanjas y se agilicen los trabajos de corrección de fugas y averías en las redes del Inapa, porque estamos cansados de improvisar por falta de planificar.