La lógica se impone en determinadas circunstancias. Lo palpable, lo que afecta a los demás, lo que trastorna y deviene en malestar, es entendible que se debe evitar.
Esto se aplica en todos los espacios, en la cotidianidad, y hasta en el desempeño de funciones públicas. Aplicar el sano juicio, con actitud reflexiva, es lo que hace la diferencia en una sociedad organizada, donde los ciudadanos, con madurez de conciencia se colocan en el espejo de los demás.
Vivimos en una sociedad deshumanizada, donde pocos muestran interés por los males del prójimo y sólo se enfocan en atender sus prioridades, sin importar las consecuencias que puedan derivar de sus actos. Baní no escapa a esa realidad: observamos cómo determinados funcionarios otorgan ciertos permisos que se constituyen en grandes obstáculos para el desenvolvimiento cotidiano de cientos de ciudadanos.
Y es que la lógica indica lo que es prudente y correcto, aunque tengamos el poder de una función legal para autorizar permisos en lugares específicos. Lo antes dicho se explica de forma sencilla: ¿A quién se le ocurriría en su sano juicio otorgar permiso para cerrar una vía principal?
Obviamente, el departamento de planeamiento urbano tiene la potestad, pero de hacerlo generaría un caos en la ciudad. El ejemplo se puede trasladar a otras localidades, en la entrada y salida de residenciales, en las vías que conducen a las comunidades rurales, y hasta en calles de gran movimiento vehicular.
En definitiva, el cobro de dos mil pesos por ese concepto, nunca alcanzará a compensar el malestar que se ha de causar.
De hecho, esto no solo afecta el discurrir del tránsito, sino que se revierte en contra de las autoridades, cuya imagen debe ser resguardada.
Es cierto que hemos asumido la cultura del cierre de calles para actividades sociales, y que en múltiples sectores no alteran el desplazamiento de vehículos, pero no es menos cierto que contamos con varias vías que dan acceso a comunidades, cuyo cierre se traduce en caos.
De ahí que por lógica, los departamentos competentes dentro del ayuntamiento, deben hacer un levantamiento para evitar el cierre de calles que muchos cuestionamos.
Esto no es nuevo, tampoco es personal. Solo se trata de colaborar para elevar la calidad de la gestión municipal.