Ahora que está lloviendo, que contamos con mayores posibilidades para emprender programas de reforestación sin el trauma de perder el esfuerzo, es también el momento para pasar balance a lo que hemos hecho y lo que se está haciendo a favor del medio ambiente. Desde hace años venimos reproduciendo el esquema tradicional de organizar jornadas de reforestación con el propósito de proyectar campañas de publicidad, sin que prime el interés de plantar en áreas afectadas por la tala indiscriminada de árboles. Y así podemos contar decenas de actividades que terminan en gastos operativos y pérdidas de de plantas que bien pudieron ser aprovechadas en varias de nuestras comunidades rurales.
De otro lado, los ejecutivos de la central termoeléctrica de Punta Catalina, en coordinación con el Ministerio de Agricultura, del pasado gobierno, suscribieron un acuerdo para instalar un vivero agroforestal en La Montería, con el propósito de remediar el pasivo ambiental. Sin embargo, ya han pasado cuatro años, está a punto de vencer el contrato para uso del terreno prestado por un dirigente comunitario, y de allí no ha salido una sola planta. Es decir, todo ha sido hasta ahora una farsa.
Lo único real, lo que podemos mostrar, es el trabajo arduo, organizado y dirigido por la Fundación Monte Bonito, entidad que acaba de iniciar la instalación del segundo vivero de producción de plantas para la reforestación de las montañas y cabeceras de aguas de la provincia Peravia.
El pasado sábado, sin medir distancia, los directivos de la fundación se trasladaron al paraje Higüero, ubicado a más de cuatro horas de trayecto, por lo angosto de los caminos carreteros que conducen a la zona. Y todo para cumplir el objetivo de continuar produciendo plantas de café y frutales como naranjas, nísperos, limones y zapotes, entre otros, para favorecer a comunidades como Higuerote, Hoyo Nuevo, Monte Bonito, El Toro y Centella, entre otras secciones. De ahí nuestra identidad con el esfuerzo de campesinos que desean sembrar en las montañas para obtener el sustento de sus familias y para que fluya el agua tan necesaria.
Ojalá que las autoridades y funcionarios del sector agrícola, junto a los de medio ambiente, asuman aportar, donando y sembrando para elevar las condiciones de vida de los hombres y mujeres de nuestro pueblo. Vamos por ellos.