Nadie oculta la vergüenza frente a la indiferencia de las pasadas autoridades que en veinte años de ejercicio de gobierno nunca miraron para el edificio del Estado. Así como lo oyen. El edificio de oficinas del gobierno está a punto de desplomarse, en condiciones de desastre, y gracias a las gestiones de la profesora Ángela Yadira Báez, se están dando los pasos para su rescate.
Fueron muchos los reclamos y denuncias de su deplorable estado, acompañadas de solicitudes que cayeron en el zafacón del olvido. Sin embargo, desde el inicio de su gestión, la gobernadora provincial asumió el compromiso de transformar el viejo edificio en un espacio adecuado, completamente remozado a la altura de los requerimientos de una provincia que paga religiosamente sus impuestos.
Y no se trata de una obra suntuosa. Es simplemente quitar la vergüenza de contar con un edificio abandonado, sucio y en estado crítico. Para muchos, más que el pueblo, la vergüenza la pasa el gobierno, porque allí se concentran las oficinas de entidades del Estado, así como también, la emblemática cámara de comercio.
Y hay que ver el feo aspecto en que se encuentra: lleno de grietas, todo deteriorado y con filtraciones que ponen en riesgo decenas de documentos. Obviamente, el pasado miércoles fueron iniciados los trabajos con la presencia de Yadira Báez, quien se hizo acompañar del ingeniero Leo Santos, encargado de la obra.
Es oportuno destacar el compromiso asumido por la gobernadora provincial, porque era necesario intervenir ese edificio, porque Baní y la provincia Peravia merecen un trato justo por parte del Estado. De igual forma, abogamos porque la Junta Central Electoral construya su edificio, tal y como lo ha hecho en muchas provincias del país. Es lamentable que la Junta Municipal Electoral se encuentre arrinconada, en un pequeño espacio donde apenas se puede trabajar. Claro está, poco a poco, con la intervención del gobierno podemos lograr obras tan necesarias para elevar la imagen de esta ciudad.