En momentos en que la sociedad advierte la pérdida progresiva de valores, donde la población se encuentra amenazada por flagelos sociales que son promovidos con la malsana intención de destruir las bases que sustentan nuestra cultura, es el momento de apelar a la conciencia de quienes están en el deber de elevar con responsabilidad los elementos que definen nuestra identidad.
Las constantes amenazas que se levantan para borrar la memoria histórica del pueblo dominicano, obedecen a un plan premeditado, con el deliberado propósito de convertir la nación en un conglomerado humano sin sentido patriótico ni respeto por los héroes que ofrendaron su sangre a cambio de la libertad y la soberanía nacional.
Recordar las proezas de quienes fundaron la nación dominicana, inculcando en las presentes y futuras generaciones el sentido de gratitud por las glorias alcanzadas en el pedestal del sacrificio, más que un deber, es un compromiso que debemos cumplir todos los ciudadanos, incluyendo a las autoridades. Decir que por un decreto presidencial hoy nos toca celebrar como día feriado la fecha que le dio nacimiento legal a la República Dominicana, es el peor aporte a la creación de conciencia ciudadana, un golpe a los valores cívicos y al legado de quienes ayer defendieron con sus vidas la patria amada.
Hoy no se trabaja, por un decreto es día feriado, pero ¿cómo decirle a nuestros hijos que celebramos hoy el día de la Constitución de la República Dominicana, cuando la carta sustantiva de la nación fue firmada el seis de noviembre en la provincia de San Cristóbal? ¿Para qué existe la llamada Comisión Nacional de Efemérides Patrias, cuando el propio Estado relaja con las fechas que dieron fundamento y origen a nuestra patria? La realidad es que no podemos seguir callados ante tales amenazas orientadas a destruir los valores que definen la cultura y valores históricos del pueblo dominicano.